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Cerca de 1.000 amotinados fueron detenidos anoche por participar en las protestas más violentas que ha vivido Francia en años, según estimaciones del ministro del Interior, Gerald Darmanin.
El asesinato de un joven de 17 años de origen argelino y marroquí por parte de un agente de policía este martes desató violentas manifestaciones en el suburbio parisino de Nanterre, donde el adolescente recibió un disparo. Entonces, la violencia se extendió por todo el país y sus principales ciudades.
El tiroteo del adolescente, identificado como Nahel M., volvió a encender las tensiones durante mucho tiempo entre los jóvenes del banlieues –barrios típicamente desfavorecidos y multiétnicos– y la policía, acusada de brutalidad y discriminación racial.
El funeral de Nahel está previsto que tenga lugar a las 14.00 del sábado en Nanterre, con las autoridades tensas para más manifestaciones.
Para hacer frente a la agitación, Francia desplegó el viernes por la noche a 45.000 policías y gendarmes en todas las grandes ciudades, de los que 5.000 fueron encargados de patrullar París. Las autoridades también establecieron toques de queda en la capital, prohibieron las concentraciones públicas en determinados municipios y detuvieron todos los servicios de autobús y tranvía después de las 21.00 horas.
Pese a los esfuerzos masivos de seguridad, los disturbios parecen no estar calmando, con edificios públicos, hoteles, tiendas y coches que siguen siendo atacados e incendiados. El ministerio del Interior dijo a primera hora del sábado que 1.350 vehículos y 234 edificios fueron incendiados durante la noche, además de 2.560 incidentes de fuego en espacios públicos, informó la AFP.
Darmanin dijo que 200 policías resultaron heridos desde el inicio de los disturbios.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que el asesinato del adolescente era «inexplicable» e «inexcusable», aunque también culpó de inmediato a las redes sociales de difundir contenido violento y avivar la violencia tras el trágico suceso.
“Hemos visto reuniones violentas organizadas en varios [social media platforms] — pero también una especie de mimetismo de la violencia”, dijo Macron el viernes, acusando a los amotinados más jóvenes de “vivir los videojuegos que les han embriagado”.
Se cancelaron eventos que incluyen dos conciertos en el Estadio de Francia a las afueras de París. Los organizadores del Tour de Francia dijeron que estaban dispuestos a adaptarse a cualquier situación cuando la carrera entre en el país el lunes después de empezar en la ciudad española de Bilbao, informó Reuters.
Los líderes religiosos, incluido Chems-Eddine Hafiz, el párroco de la Gran Mezquita de París, pidieron que terminara la violencia.
Francia teme que se repitan los disturbios civiles del 2005, cuando tres semanas de disturbios sacudieron al país después de que dos adolescentes de origen africanos fueran electrocutados en una subestación eléctrica mientras intentaban escapar de la policía.
