La historia de oro de la selección masculina de baloncesto es la historia de Rudy Fernández. El alero balear, de 38 años, es el único jugador presente en los seis títulos de España: dos Mundiales y cuatro Europeos. El último éxito fue un Eurobasket inolvidable en el que ejerció como líder de un equipo que rompió todos los pronósticos. Rudy ha vestido en 250 ocasiones la camiseta nacional, a solo tres del récord de Juan Carlos Navarro. En la pista ha sabido reciclarse, de aquel jugador explosivo de sus inicios al inteligentísimo lector de jugadas y partidos. Este sábado, en el debut en el Mundial ante Costa de Marfil (15.30, La 2), el capitán volverá a comandar el grito de guerra: ¡Muro!
Pregunta. El Eurobasket fue muy especial para usted. ¿En qué fue diferente a otro torneo?
Respuesta. Fue especial porque a nivel personal perdí a mi padre y era un momento para estar con mi familia. Viendo que en teoría era una nueva generación, una transición, que es lo que quería hacer la selección, yo me veía más estando con mi familia que con el equipo. Pero hablando con Sergio [Scariolo] y con mi gente, en el sentido de que estar en la selección me hacía olvidar lo personal, tomé la decisión de ir y de sentirme como capitán y sobre todo como jugador. Fue una experiencia brutal porque tal y como iban los entrenamientos y la preparación, veía que los chavales tenían ganas y la poca experiencia de ese momento nos hizo más fuertes. La recompensa fue la mejor de todas.
P. ¿Cómo se siente como capitán de un grupo de jugadores más jóvenes, con los que comparte hasta los videojuegos?
R. Ahora acabo de jugar a los videojuegos con Joel [Parra] y me ha pegado una paliza. Es una forma de unión. Es hacer cosas en equipo, ir a cenar todos juntos, hacer actividades que podamos compartir. Es la esencia que se ha vivido en estas dos últimas décadas en que yo he podido estar. Por eso hablamos de La Familia. A nosotros nos han inculcado eso y nosotros lo intentamos inculcar a las nuevas generaciones.
P. ¿Es muy diferente esta generación a la suya?
R. Cada época es diferente. Antes el top 5 era Leiva y ahora es un reguetonero que no sé cómo se llama. Todo va cambiando. Es un ciclo y no podemos esperar que no cambie nada. Cuando yo era joven, me adaptaba a la forma de ser de los veteranos. Ahora los jóvenes se adaptan también a las cosas que tenemos los mayores. Es un intercambio. Tú me das esto y yo te doy lo otro. Eso es lo que une al grupo. Cada uno está a gusto haciendo lo que otro suele hacer.
P. ¿Cómo se debe comportar un miembro de La Familia?
R. Yo soy una persona muy exigente, porque siempre me han exigido dar lo máximo. Pero a la vez soy el primero que a la hora de afrontar este tipo de campeonatos digo que hay que disfrutarlos. Yo he disfrutado del baloncesto durante muchos años, de estar delante de equipos y selecciones muy fuertes, y no pensaba que podría competir contra estos jugadores. Es la suerte que tengo, competir ante jugadores que están en la NBA, que son estrellas, y eso me hace venir con 38 años a un Mundial que no sé si lo ganaré, pero que sí voy a disfrutarlo como si fuera la primera vez. Eso les digo a los jóvenes, que disfruten de las oportunidades que te da la vida y el deporte. Representamos a una camiseta que tiene muchísimo valor y muchísima historia y que tiene detrás a un país. Eso siempre ha sido lo primero que he tenido en mente. Aparte de los resultados, esta camiseta cuando me la pongo me hace dar lo máximo, disfrutar y exigirme. Si los resultados no llegan, te vas con la cabeza alta.
P. ¿Por qué se siente responsable por no haberse dado cuenta del problema de salud mental de Ricky Rubio?
R. Me siento responsable porque, olvidándome del jugador que soy, y del capitán, al final soy un amigo suyo. Siempre hablo con él, conozco a su familia, a sus amigos. Lo conozco desde los 14 años porque íbamos al cole juntos. Es duro para mí. Siempre he pensado que cuando un amigo necesita ayuda, necesita un abrazo. Para mí un abrazo es lo más importante, es lo más sentido, porque no necesitas palabras, solo ese sentimiento. Es como cuando nace un bebé, lo que transmite el piel con piel. Con Ricky es eso, abrazarnos sin decir nada, que sepa que me tiene para lo que quiera. Él lo sabe. Ya he podido hablar con él. Por eso tengo el sentimiento de culpa de no haberlo podido ver antes porque sé que un amigo necesitaba ese abrazo.
P. ¿Cómo fue la promesa que le hizo a su padre sobre la selección?
R. Le prometí que seguiría jugando con España, y eso me mueve para seguir. Mi padre, aparte del jugador que fue, era muy exigente conmigo y con mi hermana. Y creo que esa exigencia nos ha hecho llegar donde llegamos. Cuando se supo su enfermedad [cáncer], venía el campeonato del mundo de 2019. Y hubo algo que me impactó. El doctor que le operaba me dijo: “Rudy, la operación ha ido bien. Lo que sí te aseguramos es que el Mundial lo va a ver, y va a ver que lo vas a ganar”. Eso me impresionó. ¡Ganar el Mundial! Luego hablé con mi padre, que después de la operación ya era más él, después de haberle quitado el tumor, y yo le dije que no me veía para el Mundial. Él me dijo: “Rudy, la selección es tu familia también. Siento que tienes que jugar. Para mí verte jugar me da la vida”. Cuando escuché eso pensé que cuanto más juegue, más mi padre está conmigo. En el Eurobasket lo sentí desde allí arriba y sé que mientras yo siga jugando él me seguirá disfrutando donde esté. Eso es lo que me mueve. Mientras las lesiones me respeten y pueda seguir compitiendo, allí estaré. Lo que tengo muy claro es que si el año que viene no estoy a un nivel muy bueno y el seleccionador me dice que no me ve, no hará falta ni que me lo diga. Daré un paso atrás para que entren las nuevas generaciones. Yo no soy egoísta en ese sentido. Lo importante es que pueda aportar.
P. ¿Cómo y cuándo usa la cámara hiperbárica?
R. La uso cuando puedo. Intento hacer ahí la siesta, aunque cuando tienes hijos los horarios cambian muchísimo. En los campeonatos como este Mundial intento traerla, hoy he estado tres horas ahí metido. Es algo que llevo haciendo unos años y me va bien para recuperar. Los mayores no recuperamos tanto como los jóvenes y ese tipo de ayuda siempre viene bien.
P. ¿Cómo le dijo a Luka Doncic que no podía jugar a la pocha en las partidas con los jugadores españoles?
R. Luka encima es muy bueno jugando a la pocha. Empezamos jugando en el Real Madrid y él era uno de los que ganaba. Se le da todo bien al tío. En el Eurobasket muchas veces quería venir a jugar a la pocha con nosotros pero le dijimos que no, que eso era cosa del equipo y que intentara jugar con los eslovenos. Ahí te das cuenta de la maravillosa persona que es. Es un grandísimo jugador, pero sigue siendo el mismo.
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