Dos explosiones han matado este miércoles al menos a 103 personas —entre los que hay media docena de niños— y han herido a más de 200 en Irán, cerca de un cementerio donde se celebraba una ceremonia para conmemorar el cuarto aniversario del asesinato de uno de los comandantes más importantes del país, Qasem Soleimani, que murió en 2020 en un ataque con drones estadounidenses. La República Islámica ha declarado este jueves día de luto por respeto a las víctimas de lo que considera el ataque terrorista más mortífero desde la proclamación del régimen en 1979.
La televisión estatal iraní ha informado primero de una explosión y luego de una segunda durante la ceremonia en la ciudad de Kermán, en el sureste del país, y ha añadido que al menos 103 personas habían muerto. Las versiones sobre el origen de la explosión varían, ya que el alcalde de la localidad, Said Tabrizi, afirmó que se habían originado en “bombonas de gas”, mientras que un alto cargo del régimen citado por la agencia estatal IRNA explicó que fueron “dos artefactos explosivos colocados a lo largo de la carretera que conduce al cementerio de los Mártires de Kermán” y que “fueron detonados a distancia por terroristas”.
Ningún grupo se ha atribuido todavía la responsabilidad de los ataques y el Gobierno iraní tampoco ha señalado públicamente a ningún culpable. Varios miembros del Ejecutivo han prometido, eso sí, una respuesta “fuerte y decisiva”. El presidente, Ebrahim Raisí, aseguró que “se perseguirá e identificará a quienes planificaron y a quienes perpetraron” el ataque y recibirán un “castigo justo”.
En cambio, algunos representantes provinciales y estatales han apuntado hacia Israel como presunto organizador del ataque, que ocurrió un día después del asesinato en Beirut del número dos del grupo islamista palestino Hamás y de varios cargos de su brazo militar —aliados de Irán—. “Israel es definitivamente uno de los autores”, acusó Hossein Jalali, diputado por la provincia de Kermán, según el medio opositor Iran International.
Las explosiones se produjeron con 10 minutos de diferencia y en dos zonas diferentes, pero no muy alejadas: la primera explosión ocurrió a 700 metros de la tumba de Soleimani y la segunda a un kilómetro, según la agencia IRNA. Tras la primera explosión se produjo una estampida de la gente, presa del pánico, que provocó que la segunda detonación fuese aún más mortífera, según explicó el ministro del Interior, Ahmad Vahidi.
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Los vídeos difundidos por los medios iraníes mostraban decenas de cuerpos esparcidos por el lugar, algunos transeúntes intentaban atender a los supervivientes y otros se apresuraban a abandonar la zona de la explosión. “Se escuchó un sonido terrible allí, a pesar de todas las medidas de seguridad y protección. Todavía estamos investigando”, ha dicho a la televisión estatal Reza Fallah, jefe de la Sociedad de la Media Luna Roja de Kermán.
Los rescatistas de esta organización han atendido a los heridos en la ceremonia, donde cientos de iraníes se habían reunido para conmemorar el aniversario de la muerte de Soleimani. “Ahora estamos evacuando a los heridos y lesionados de la zona. La multitud es enorme y el trabajo es bastante duro, todos los caminos hasta allí están bloqueados”, ha afirmado Fallah, y ha agregado: “Nuestros equipos de respuesta rápida están evacuando a los heridos… Pero hay oleadas de multitudes que bloquean las carreteras”.
La numerosa afluencia al homenaje del muy popular Soleimani dificultó la llegada de los servicios de emergencia y la atención a los heridos, lo que motivó que el ministro Vahidi hiciera un llamamiento a la calma: “La situación en Kermán está bajo control. La población no debería preocuparse porque las fuerzas de seguridad y militares están preparadas y vigilantes”.
Al anochecer, una multitud regresó al lugar de los hechos coreando “¡Muerte a Israel!” y “¡Muerte a Estados Unidos!”. En Teherán, miles de personas se congregaron en la Gran Mezquita de Mosalla para rendir homenaje a Soleimani.
Otras operaciones armadas en suelo iraní
En el pasado, las operaciones armadas del Estado judío en suelo iraní han sido atentados dirigidos contra personalidades concretas, en su mayoría científicos vinculados al programa atómico o militares, si bien Teherán ha acusado en varias ocasiones a Israel y Estados Unidos de financiar el terrorismo en Irán. El pasado 25 de diciembre, un bombardeo israelí en Siria acabó con la vida de Razi Musavi, un alto cargo de la Fuerza Quds, el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria Iraní encargado de las operaciones en el exterior y que, hasta 2020, comandaba Soleimani. Tras el asesinato de Musavi, Teherán prometió que haría a Israel “pagar el precio”.
Según Barbara Slavin, experta en Irán del Centro Stimson de Washington, “es demasiado pronto” para saber quién ha sido el responsable, aunque enumera una lista de eventuales sospechosos. “Es posible que se trate de separatistas de la provincia de Baluchistán, que se encuentra al este de Kermán. Ha habido una insurgencia de bajo nivel durante años. Podrían ser también los Muyahidines del Pueblo, vieja némesis de la República Islámica. Israel, por supuesto, es siempre un sospechoso, pero Israel es conocido por asesinar generales iraníes y científicos nucleares, no por colocar bombas en medio de la muchedumbre”, explica, y apunta: “Quien quiera que haya sido, ha expuesto un alarmante fallo de seguridad por parte del Gobierno iraní. Y, por supuesto, esto incrementa la tensión en la región”.
Hay varios grupos armados activos en Irán que han llevado a cabo ataques contra fuerzas de seguridad y atentados contra la población civil. En 2022, el Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de un ataque mortal contra un santuario chií en el que murieron 15 personas. En 2017, cinco terroristas del mismo grupo atacaron simultáneamente la sede del Parlamento Iraní y un mausoleo, ambos ubicados en el centro de Teherán, y mataron a 17 civiles e hirieron a unas 40 personas. En 2018, la organización yihadista se responsabilizó de un ataque contra un desfile militar en la provincia de Juzestán, que acabó con la vida de 25 personas, además de las de los cinco atacantes. Inicialmente, la insurgencia separatista árabe activa en esta zona se había atribuido la acción armada, aunque luego se desdijo.
También es muy activo, especialmente en las zonas fronterizas con Pakistán y Afganistán, el grupo Jaish al Adl (Ejército de la Justicia), de ideología islamista suní y que pelea por los derechos de la minoría baluche. El año pasado llevó a cabo varios ataques contra comisarías y destacamentos de las fuerzas de seguridad, y en 2019 mató a 27 miembros de las fuerzas de élite iraníes en un atentado suicida. Su grupo antecesor, Jundallah (Soldados de Dios), fue el responsable del que hasta ahora era el atentado más grave de la historia reciente iraní: un ataque suicida contra una peregrinación chií en Chabahar que dejó 39 civiles muertos.
Líderes mundiales como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se han pronunciado ante los ataques en Kermán. “Estamos profundamente entristecidos por los atroces ataques terroristas (…) Expreso mi más sentido pésame al amistoso y hermano pueblo iraní”, ha lamentado en su cuenta de X, antes Twitter. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha enviado sus condolencias a Irán y ha condenado “el terrorismo en todas sus formas”. También la Unión Europea ha expresado sus condolencias a las víctimas y ha manifestado que espera que los culpables de este “acto de terrorismo” respondan por ello.
Qasem Soleimani murió en enero de 2020, a los 62 años, durante un ataque con aviones no tripulados estadounidenses en el aeropuerto de Bagdad, la capital iraquí. Fue una figura clave del régimen iraní y uno de los personajes públicos más populares del país. Después de servir en la guerra Irán-Irak, de 1980 a 1988, Soleimani ascendió rápidamente y finalmente se convirtió en jefe de la Fuerza Quds, la unidad a cargo de las operaciones en el exterior. Como comandante, llevó a cabo operaciones clandestinas en países extranjeros e impulsó una larga campaña de Irán para expulsar a las fuerzas estadounidenses de Oriente Próximo.
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