El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, de 59 años, continuará su recuperación en su domicilio de Bratislava, adonde fue trasladado el jueves por la tarde desde el hospital Banska Bystrica, en el que ingresó el 15 de mayo tras ser tiroteado, informó este viernes el centro sanitario. “El primer ministro se encuentra actualmente en cuidados domiciliarios”, precisó el hospital universitario F.D. Roosevelt, de Banska Bystrica en la red social Facebook. Fico, populista y nacionalista, vive cerca del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el barrio de Kalvária, que forma parte del centro histórico de Bratislava.
El primer ministro fue trasladado en helicóptero sanitario desde el hospital de Banska Bystrica (centro del país), donde se encontraba, a la capital, 200 kilómetros al oeste. Según los médicos, se cumplió así el deseo del propio Fico, quien el miércoles ya empezó a ingerir alimentos. El dirigente eslovaco llegó a estar en estado crítico por las heridas causadas tras ser alcanzado con disparos de bala en el intestino delgado, que fue perforado en cinco lugares.
La directora del centro sanitario, Miriam Lapuníková, indicó que al paciente le espera una “larga rehabilitación”. Fico necesitó una operación de cinco horas nada más ingresar en el hospital, y una segunda intervención dos días después, según informa Reuters. El agresor, un hombre de 71 años, de pasado pacifista y que estaba en desacuerdo con las medidas del Ejecutivo, disparó al político populista de izquierdas con una pistola CZ 75 de calibre 9 tras un Consejo de Ministros en la localidad de Handlová, en el centro de Eslovaquia, el pasado día 15.
Eslovaquia, un país de 5,4 millones de habitantes, atraviesa desde hace años un periodo de ambiente político extremadamente agresivo que ni siquiera el intento de magnicidio ha conseguido apaciguar. La carrera política de Robert Fico está marcada por otro tiroteo, el que sucedió el 26 de febrero de 2018, cuando apareció asesinado junto a su novia el periodista Ján Kuciak, un reportero que investigaba los vínculos entre la ‘Ndrangheta italiana y altos cargos del Gobierno. La sociedad eslovaca se levantó entonces frente a la atmósfera de impunidad y de corrupción que campaban en el país y forzó la dimisión del entonces primer ministro, Robert Fico.
Cinco años después de su dimisión, Fico venció en las elecciones de octubre de 2023. Lo hizo con una versión más radical de sí mismo, después de una campaña extremadamente tóxica que profundizó las divisiones. Lleó al poder atacando el liberalismo y criticando todo lo que viene de Occidente, incluyendo Estados Unidos, la OTAN y la UE. Señaló a la guerra en Ucrania como la causa de las dificultades económicas que padecen los eslovacos.
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Hace apenas quince días, tras el atentado, un sector radical del Gobierno de coalición populista incendió aún más la situación al culpar a la prensa y a la oposición de la crispación. Hubo intentos de calmar las aguas. Como el de la presidenta, la progresista Zuzana Caputová, en el cargo hasta junio, y el jefe de Estado electo, Peter Pellegrini ―aliado de Fico―, quienes convocaron a todas las fuerzas políticas al palacio presidencial. Pero su propuesta fracasó. Y el país sigue polarizado.
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