(CNN Español) — La candidata socialdemócrata Sandra Torres y el candidato de la izquierda Bernardo Arévalo se disputarán la presidencia de Guatemala en la segunda vuelta. Ningún candidato superó el 50% de los votos necesarios para ganar en primera ronda.
Uno de estos dos candidatos sucederá al actual presidente Alejandro Giammattei.
Quien es Sandra Torres
Sandra Torres, esposa del fallecido expresidente Álvaro Colom, se convirtió en primera mujer de Guatemala entre 2008 y 2011 y había sido candidata a la presidencia en 2015 y 2019.
Torres, candidato del Partido Unidad Nacional, ha prometido en su campaña eliminar el IVA en productos de canasta básica. Un bono de soldo en Semana Santa y reducir el coste de la energía eléctrica.
Quién es Bernardo Arévalo
El diputado Bernardo Arévalo es un diplomático de carrera e hijo del expresidente Juan José Arévalo. Arévalo nación cuando sus padres se encontraron en el exilio y se formaron en el extranjero. Regresó a Guatemala en 2013, fue viceministro de Relaciones Exteriores y embajador en España.
El paso de Arévalo a la segunda vuelta, prevista para el 20 de agosto, ha sido para muchos una sorpresa. Su partido, el movimiento Semilla, fue el segundo más votado de la jornada.
Arévalo se ha comprometido a crear el Sistema Nacional Anticorrupción, combatir la delincuencia con inversión en las instituciones de seguridad pública y construir un nuevo preso para condenados por deleites graves.
Los desafíos del nuevo presidente
Analistas como el excanciller de Guatemala Edgar Gutiérrez consideran que el gobierno actual queda marcado por la persecución en la prensa y el cierre de los espacios y libertades civiles y políticas.
Para Gutiérrez, el desafío más urgente para quien gane la presidencia será «reconstruir las instituciones que han quedado socavadas después de cuatro años de Gobierno. Llamar a un diálogo nacional que está Estado ausente en los últimos años. Un diálogo nacional que reúne a las fuerzas. vivas de la Nación a fin de recuperar especialmente servicios básicos, oportunidades de empleo, que es el talón de Aquiles de nuestra economía».
